sábado, 30 de mayo de 2009

CAÑETE Y LA CULTURA AFROPERUANA

Texto: Lalo Campos Yataco
Fotos: Belén Campos Yataco

Alegre y luchadora. Así es Julia Guerrero, coordinadora del Programa Vaso de Leche de Cantagallo (Imperial).

Al escuchar el término "Arte Negro" o "Arte Afroperuano", cómo es más usado últimamente, nos viene a la memoria un sinnúmero de emociones para los cañetanos. Para nadie es un secreto que ésta tierra vio nacer a connotados exponentes de éste género. Asimismo, fue la cuna de destacados eventos como el "Festival de Arte Negro" o el "Carnaval Negro" que en sus primeros años tuvieron fama a nivel nacional. Sin embargo, el arte cañetano no es sólo afroperuano, es una rica mixtura de culturas (recordemos que a Cañete llegaron también migrantes chinos, japoneses, italianos, entre otros). Entonces, ¿Por qué se asocia tanto lo afroperuano a Cañete? ¿Cuál fue la importancia de Cañete en el desarrollo del folclore afroperuano?

La cultura afroperuana es el conjunto de costumbres, prácticas, códigos, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias, pertenecientes a los descendientes africanos que llegaron a nuestro país. La presencia de africanos en el Perú se remonta a 1528, según el historiador José Antonio del Busto, con el desembarco de Francisco Pizarro en Tumbes. El primer africano de nombre conocido en Perú fue Alonso Prieto, auxiliar de guerra de Alonso de Molina (uno de los Trece del Gallo). Precisamente, la presencia africana en Cañete se inició en la época del Virreinato, dado que aquí también se vivió la trata de esclavizados de África, quienes tuvieron una fuerte presencia en los valles de Mala y Cañete. No obstante, Cañete en la actualidad no es una provincia predominantemente afroperuana; aunque sí existen poblados con notable presencia de afrodescendientes en algunos distritos como Mala (Bujama Baja), San Luis, San Vicente (San Vicente y Zaire) e Imperial (San Benito y Cantagallo). En cierto modo, es San Luis el distrito afroperuano por excelencia dentro de Cañete.

Es de conocimiento que a lo largo del tiempo, los afrodescendientes fueron desarrollando diversas expresiones artísticas, algunas de las cuales fueron documentadas. El explorador Clement Markham pudo apreciar la práctica de la zamacueca durante las fiestas de Navidad de 1852 en San Luis de Cañete. De igual manera, describe la forma de vida de los esclavizados en la hacienda La Huaca, lugar donde permaneció durante su estancia en Cañete. Se pueden encontrar otras reseñas sobre manifestaciones musicales en el "Diccionario de Peruanismos" de Juan de Arona de 1883, en el que menciona la práctica de Jualijía, "danza de Navidad que las negras de las haciendas de Cañete hacían delante de los nacimientos". Asimismo se conoce del uso de instrumentos musicales como el tambor de botija. El cajón aflora a mediados del siglo XIX en Lima, y Luis Alayza Paz Soldán habla del uso de este instrumento musical en las fiestas de la hacienda Arona en la década de 1940 acompañando la danza del Son de los Diablos. En esa misma línea, archivos de la Biblioteca Nacional muestran la práctica de la marinera en Cañete en aquella misma década. Incluso, el cajonero chinchano Francisco Monserrate (1892-1957), quien junto al limeño Víctor "Gancho" Arciniega son considerados por muchos como los más emblemáticos cajoneros, señaló que vivió por 16 años en Cañete donde se nutrió musicalmente en las fiestas familiares del lugar. Del mismo modo, son recordadas las bandas y orquestas de música de San Luis de Cañete, famosas en toda la región. Sin embargo, muchas de estas expresiones desaparecieron en el tiempo. Precisamente, en la década de 1950 se inician acciones que rescataron o como algunos mencionan "reconstruyeron" las tradiciones musicales afroperuanas olvidadas, acciones en las que hubo participación cañetana.

En 1956 el limeño José Durand forma la Compañía Musical "Estampas de Pancho Fierro", identificado como el primer grupo que rescató bailes que habían sido olvidados, tales como el Son de los Diablos. Aquél elenco marcó el inicio artístico de quienes luego se convertirían en las principales figuras del folclore afroperuano, como fue el caso de un grupo de jóvenes de San Luis de Cañete que integraron esta agrupación: Ronaldo Campos de la Colina, Tomás Pozú Laguna y los hermanos Enrique y Carlos "Caitro" Soto de la Colina.

En 1958, los limeños Nicomedes y Victoria Santa Cruz forman la Compañía Musical "Cumanana", agrupación que continúa con la difusión y rescate de las tradiciones musicales afroperuanas. Esta delegación contó con la participación de artistas cañetanos como Ronaldo Campos de la Colina y Orlando Soto de la Colina (hermano de Caitro). A inicios de los 1960's ingresan las hermanas Mercedes y Tértula Traslaviña Ruiz de San Luis de Cañete, como primeras voces. Cabe recordar que ambas pertenecen al clan de la familia Ruiz Barrera, recordadas en San Luis por ser las principales cantoras de los actos católicos. Es de conocimiento que Nicomedes y Victoria Santa Cruz llegaron a Cañete y lograron entrevistarse con Benedicta Rivadeneira (San Vicente), "Ufo" Manzo y "Angelón" Donayre (San Luis), adquiriendo conocimientos de la tradición musical de nuestro pueblo.

"La Misturera". Canta: Mercedes Traslaviña Ruiz con Conjunto Cumanana
Composición: Victoria y Nicomedes Santa Cruz. Álbum Cumanana (1964)

En 1969, Ronaldo Campos funda la Asociación Cultural "Perú Negro", una de las delegaciones folclóricas más exitosas del Perú. Este grupo tuvo como primeras voces a "Caitro" Soto y Lucila Campos. Ellos lograron rescatar ritmos musicales de la memoria de sus parientes mayores: Lucila "Shila" y Benedicta de la Colina, naturales de San Luis de Cañete. Desde los años 70s, Perú Negro se consolida como el principal proyecto artístico del folclore afroperuano.

La Virgen del Carmen, protagonista de festividad de la hacienda Arona, ubicada en San Luis de Cañete.

De igual manera, bailes como el Ingá-Ungá, Toro Matas, el Zapateo, canciones como A Saca Camote con el Pie, recopilados en San Luis y San Vicente de Cañete, son algunos aportes a este resurgimiento de la cultura afroperuana, y hoy son parte medular de la identidad nacional. En aquellos años, Cañete se convirtió en semillero de artistas como el guitarrista Santiago "Coco" Linares, la percusionista Martha Panchano, el compositor José "Cotopón" Contreras, los cantantes Manuel Donayre (sobrino de Mercedes y Tértula Traslaviña) y Jhonny Al, el artista Santiago "Mafafa" Manzo, entre otros. Además aquí se encuentran las raíces de Lucila Campos, Susana Baca, Arturo Zambo Cavero y Pepe Vásquez.

"Yo no soy Jaquí". Canta: Manuel Donayre.
Coros: Mercedes Traslaviña, Tértula Traslaviña y Caitro Soto
Composición: Carlos "Caitro" Soto de la Colina. Álbum Noche tras Noche (1980)

En 1971, se inician las celebraciones de los Festivales de Arte Negro de Cañete en el ex teatro ACAR, convirtiendo a la capital de la provincia en uno de los principales centros de difusión de la música afroperuana. Desde 1976 el festival se traslada al estadio de San Vicente de Cañete, lográndose exitosas ediciones con un promedio de cuatro mil espectadores. Canciones como Negrito Chinchiví y La Carimba, del compositor José "Pepe" Villalobos Cavero, surgieron del concurso a la "Mejor Canción" que se hacía en el Festival. El concurso de Reina del Ritmo y del Festejo promovió la carrera de numerosas bailarinas, principalmente de Lima, Callao, Cañete y Chincha. Destacaron en su momento Martha Bravo, Paola Arzola, Zoila Montedoro, Esperanza Campos, Zelmira Aguilar, Alejandra Ambukka, Teresa Palomino, las hermanas Guadalupe, Luisa Valencia, Pilar Guerra, Isabel Ayaucán, Ana Soto Mendoza, entre otras. En los últimos años la popularidad del festival ha decaído, pero no podemos olvidar que éste es el evento más antiguo de folklore afroperuano.

Y a pesar de que en algunos casos, éstas manifestaciones han sido alteradas (no sólo en Cañete), hasta nuestros días se encuentran familias que siguen conservando tradiciones musicales en Bujama, Mala, San Luis, Imperial y San Vicente de Cañete. Podemos citar a las familias Ayaucán, Donayre, Morales, Carrillo, entre otras. Pero, estas manifestaciones se mantienen en reuniones esporádicas donde la espontaneidad (sin parámetros de vestimenta o de coreografías) ha permitido que no se pierda la riqueza de la interpretación y esencia natural del poblador cañetano, como se puede apreciar en el siguiente video.

Julio Donaye Linares, percutiendo una silla de madera en una reunión familiar en San Luis de Cañete. Grabado por Lalo Campos Yataco. Octubre 2013.

Augusta "Cucha" Manzo muestra el Charquicán de Raya Seca, tradicional de Viernes Santo en Cañete.

En las cocinas cañetanas se sirvieron potajes que ahora se disfrutan en todas las mesas del país, como el popular Turrón de Doña Pepa. Una de las referencias más populares sobre el origen de este dulce data del siglo XVIII, la que refiere que una esclavizada de Cañete conocida como Doña Pepa, crea este dulce en honor al Señor de los Milagros. Tenemos también a los Frijoles con Tuca o el recordado terranovo. Es de conocimiento que la reconocida Teresa Izquierdo aprendió los secretos de la culinaria criolla gracias a su madre Luz Divina Gonzáles, natural de San Luis de Cañete.

En los deportes tenemos innumerables exponentes como Héctor Chumpitaz, Adelfo Magallanes, Rodulfo Manzo, José "Patrón" Velásquez y Germán Carty (futbol), Aida Reyna y Emperatriz Manzo (voleibol) por citar a los más populares.

Asimismo, Cañete no solo es baile, comida y deportes: es también cuna del connotado poeta Enrique Verástegui y de los compositores Máximo Bravo Campos, Samuel Joya Nery y Emilio Peláez Montero. En la décima, recordamos a Pablo Barbadillo Pavón, Ciriaco Manzo, Guillermo Solano, Basilio Párraga, Alfredo Contreras Smith, Álvaro Morales Charún y en los últimos años a Manuel Bravo Urriola. Asimismo, el reconocido literato Ricardo Palma, fue hijo de una mulata cañetana.

Y es que, los afrodescendientes han contribuido largamente a la definición de la peruanidad. Su aporte costumbrista, folclórico y lingüístico es amplio e insustituible. En la ciencia destaca el médico psiquiatra Emilio Morales Charún, natural de San Vicente conocido como el primer psiquiatra negro del Perú. Un negro cañetano, Pedro Pablo Unanue, tripulante del monitor Huáscar, fue uno de los héroes del Combate de Angamos.

Pero, también encontramos acciones importantes de dirigentes en la provincia de Cañete. Benedicta de la Colina fue la gestora del reconocimiento de la jornada laboral de 8 horas para el agricultor de Cañete en la década de 1930. En nuestros días, encontramos a personas que luchan por el desarrollo integral de niños y niñas de su comunidad, como es el caso de Teófila Martínez y Julia Guerrero en el distrito de Imperial.

En el aspecto religioso, tenemos las fiestas de la Virgen del Carmen en la hacienda Arona y de Santa Rosa en Bujama Baja. Otra muestra es la veneración a Santa Efigenia cuya festividad se inicia en 1994 y en la actualidad congrega a afroperuanos de diversas partes del país.

La Semana Santa congrega a gran parte de los pobladores de San Luis de Cañete, incluso de los migraron a Lima y el extranjero.

Para terminar, quiero compartir un grato recuerdo de aquella celebración que hizo que naciera en mí un gran interés sobre esta cultura, y que muy pocas personas le han tomado atención: la Procesión del Santo Sepulcro de San Luis de Cañete. Realmente, me emocionó el significado intensamente tangible de esta ceremonia para los sanluisinos, cuya particularidad es el pausado andar con el que acompañan los cargadores de esta procesión. Quizás las manifestaciones culturales mantenidas en este rito no tenga ningún legado africano demostrable, pero este acto es uno de los pocos acontecimientos que congrega a personas de ascendencia africana en Cañete para rememorar una costumbre y un sistema de creencias. La solemnidad de la Semana Santa es todavía un aspecto valioso de la identidad de los actuales afroperuanos de San Luis de Cañete, más allá de otras celebraciones de interés turístico. Por todos éstos detalles es que la riqueza cultural de Cañete es muy amplia, con un pasado imborrable y un presente promisor, de tradición afroperuana y de pobladores generosos, como esta bella tierra al cual siempre regreso. Y es que, parafraseando al poeta Enrique Verástegui "Cañete es el útero al que siempre vuelvo".

8 comentarios:

Frederic Moral dijo...

Te felicito Lalo!
Bonito e interesante artículo! Me gustaría estar presente algún día en le Procesión del Santo Sepulcro.
Prometo visita pronto. Hay tanto por conocer de la cultura afroperuana en Cañete que una sola visita quedaría corta.
Exitos, un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicitaciones por este interesante articulo de difusión de la cultura cañetana. Solamente un detalle, me gustaría conocer también acerca de las bebidas que se ingerían en la provincia. Las consumidas no solo por la comunidad afrodescendiente. Tomaban pisco. Como lo llamaban. Había alguna costumbre, hábito o ritual en torno al mismo.Sabe de algunos brindis. Que hay de esa botija que era usada también como instrumento antes del cajón de madera. Que capacidad tenia.
Reiteradas felicitaciones.
Guillermo Vera.

Carmen Rosa Huapaya Solano dijo...

Es importante revalorar nuestra cultura e identidad afro sigamos pa Lante Compañeros.

Unknown dijo...

Soy cañetano que radico en Lima y desde los años 80 he visto un gran impacto de la migración interna que se ha dado en el país y la emergencia de nuevos sectores sociales, en Cañete se asentaron migrantes serranos que paulatinamente han ido desplazando a la negritud en una serie de manifestaciones socio políticas, por eso me preocupa que con el devenir de los años, por más voluntad que exista, no se pueda lograr un alcalde originario sino foráneos, lo que no contribuye al auspicio de las tradiciones y costumbres ni participación política de la negritud, relatizando el aspecto cultural. De otro lado, también se observa que el mestizaje que se ha generado y la mortalidad de la población negra, ha hecho que prácticamente desaparezca o se extinga el núcleo duro de la negritud y los pocos que quedan hayan emigrado principalmente a Lima o el extranjero, lo mismo sucede en otros pueblos de la costa donde hubo reductos de negro en tiempos de la colonia, es así que una vez, estando por Nazca en Changuillo, me tope con un amigo poblador del lugar y me dijo que de los poquísimos negritos (zambos a mi parecer) que habían el mas joven que había era uno que entonces tenía 21 años (de eso hace aprox 8 o 9 años) y su familia estaba en Europa, lo que significa que los negritos por su escaces son de exportación, por eso hago esta apreciación porque me gustaría saber si bienes abordando el fenómeno de la migración y el mestizaje en Cañete. Saludos y muchos éxitos en tus investigaciones y su difusión.

Maria Rosario Villalobos Alcalá dijo...

Yo nací en Lima,vivo muchos años en Cañete, pero mis raíces son Cañetanas,me siento Cañetana con orgullo lo digo, tierra bendita por ser rica en producción agrícola, tener un legado cultural,danzas,costumbrismo,gastronomía, tierra donde nacieron grandes glorias del deporte nacional como LOLO FERNANDEZ, HÉCTOR CHUMPITAZ y otros más, destacados profesionales,así de variadas y arraigadas son nuestras costumbres que debemos hacer prevalecer;es nuestra identidad Cultural y como tal estamos obligados a trasmitir a nuestros hijos;de generación en generación y dejar un legado de tradiciones para no perderlas,junto con ello se mantenga el título de "Cuna y Capital de Arte Negro Nacional". Es exelente la breve reseña histórica publicada a modo de texto así damos a conocer al mundo nuestras raíces Afroperuana descendientes.

Justo Espinoza dijo...

Yo nací en Cañete mi linda tierra
Vivo en lima
Estraño la comida ,los dulces , a los verdaderos cañetanos
Por que digo esto xque hoy en día hay mucha gente de sierra que se han quedado y han traído sus costumbres su música ya no se escucha una música criolla ,un lando,una samacueca

Carlos Moore dijo...

Soy Chalaco de nacimiento. Durante mi niñez, pasaba las vacaciones escolares en San Vicente de Cañete. Recuerdo que por un mes viviamos en una casa en Cerro Azul.el resto de las vacacines viviamos en una casa que si mal no recuerdo estaba en la calle Dos de Mayo. Recuerdo tambien, que San Luis de Cañete era conocido como el lugar donde vivian gentes de origen africano. Durante una Procesion, llegaba a San Vicente una banda de música conformada por negros solamente, eran parte de la tradicion cañetana verlos llegar y animar las festividades con su musica tan especial.Recuerdo "La Voz del Pueblo", las farmacias, el cine al lado de la Comisaria y frente al Hospital. Memorias que permaneceran en mi mente hasta cuando el Señor, decida llevarme.
Es una verdadera lástima que esta tradición se este perdiendo debido a la invasion de personas que no conocen le importancia de mantener algunas tradiciones latentes.

Unknown dijo...

Agradezco al reportero q aya entrevistado a mi tía Julia Guerrero Martínez es una mujer luchadora como toda mujer fuerte y siempre manteniendo la tradición nunca ay q perder la tradición