jueves, 13 de febrero de 2020

VICTORIA Y NICOMEDES SANTA CRUZ EN SAN LUIS DE CAÑETE (1970)

Como es de conocimiento, desde la década de 1950 se inició un proceso de reivindicación del folclore afroperuano. Grupos como "Cumanana" y "Perú Negro" acudieron a las zonas de población negra en el país para recolectar información sobre tradiciones musicales. Octavio Santa Cruz nos describe en su artículo "De la métrica de Espinel al temple Maulio. Antecedentes y evolución de la décima criolla" la experiencia de su visita a San Luis de Cañete junto a sus tíos Victoria y Nicomedes Santa Cruz, y sus conversaciones con "Ufo" Manzo y "Angelón" Donayre, recordados personajes de San Luis.


/"... En 1970 fuimos a Chincha y Cañete con Nicomedes y Victoria. Por esos tiempos yo ya conocía no sólo de la guitarra clásica sino de todo lo que ellos estaban desarrollando en el rescate del folklore afroperuano y en consecuencia tenía mucha expectativa no sólo en el aspecto técnico-instrumental sino en la búsqueda de antiguos ritmos, canciones o acompañamientos; no tenía la menor idea de lo que pudiéramos encontrar pero esperaba cosas muy diversas en aquella centenaria campiña. Estuvimos allí a eso de las 4 de la tarde, nos dijeron que para establecer el contacto que buscábamos teníamos que comenzar por hablar con Ufo Manzo (de San Luis de Cañete).

- ¿Y dónde está?
- En el campo pues.

Y tuvimos que esperarlo. Ufo llegó a eso de las 6, era poco menos que un patriarca, toda una autoridad en la comunidad y la conversación se desarrolló sobre las fiestas, su juventud, y entonces los demás participaron... pero eso ya es otra historia, lo que quiero decir es que con él llegó -también del campo- Ángel Donayre, que tenía fama de guitarrista. No fue tan rápido lograr la información con las damas del lugar. Finalmente con una pudorosa sonrisa relataron que "alguna vez -en su juventud- habían visto bailar a sus mayores", se referían a aquellas orgiásticas danzas del ingá y del alcatraz. Al parecer tenían buena memoria porque cuando don Ángel cogió la guitarra no se hicieron de rogar. Donayre empezó con un rasgueado que reconocí como festejo, él mismo cantaba y se acompañaba. Con atención de flamante guitarrista fungiendo de investigador novel escuche su ejecución que en el curso de la velada pasó del festejo al ingá, y de allí al alcatraz.

Yo sabía que si bien las figuras del baile del ingá difieren del alcatraz, los pasos básicos son del festejo, bueno, esa es una definición que actualmente ya es clásica (aunque al escribir estas notas, me parece que quizás más adelante debería pensar es replantearla y presentarla exactamente al revés) pero en este caso ya la repetición me pareció excesiva, no solo se repitió el rasgueado y en las mismas sencillas posiciones. Definitivamente eso no era lo que yo había esperado..."/

Sin embargo, hoy pienso que lo verdaderamente interesante en esa noche estuvo en que las cosas se dieran de esa manera y no de otra. Visto que de ese modo ahora resulta que la letra de la canción en cuestión merecería algo de atención pues de hecho habla de usos y costumbres antiguos:

- China Menea!
- Señor, no sé menear.
- Pero china ¡Menea!
- Señor, no sé menear
- Por qué no aprendiste lo que te enseñé
- Ay, por qué no aprendiste lo que te enseñé

Y en cuanto a la guitarra, recordando ese momento en que mirando la ejecución no podía menos que pensar que apenas un rato antes sus manos habría estado empuñando las herramientas de labranza, creo que no podría haber sido de otra manera y ya no me extraño tanto de lo sencillo de su ejecución.

Publicado en: Historia y cultura: revista del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, volumenes 24-28, Lima, Instituto Nacional de Cultura, p. 147-148. Artículo "De la métrica de Espinel al temple Maulio. Antecedentes y evolución de la décima criolla" de Octavio Santa Cruz Urquieta.



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